El jugador de farol en el Poker

El jugador de farol es al póker, lo que las flores a un jardín, o la nieve y el frio al invierno. Es algo tan típico para el póker como las fichas del juego o el rojo del anverso de las cartas. Sin el las partidas no serian lo mismo, lo cual no es tampoco motivo para que este particular jugador nos reviente alguna partida bien porque nos acobarda, bien porque nos gana la única mano en que ha podido ligar dos cartas decentes.

Reconocer al jugador de farol es fácil. Tan fácil como que ni siquiera hay que reconocerlo. El solo se va a encargar de presentarse con sus jugadas. Jugadas imprevistas, movidas por la improvisación y por la cara de cemento armado que tiene que poner para que no se le noten los faroles. Este ultimo aspecto, al igual que todo el contenido psicológico y de lenguaje corporal, no puede apreciarse a través del juego online como ocurre en las mesas de póker, pero si puede comprobarse a través del comportamiento del jugador en la mesa.

En este punto debemos dividir el articulo en dos caminos:

• De una parte tenemos las salas de póker online en las que nos encontramos un entorno mas cercano al de cualquier videojuego de ordenador o consola que al de una sala de póker online. El ejemplo clásico seria la interfaz de usuario de la pagina PKR.com. En el los personajes juegan al póker siguiendo las ordenes de cada jugador, que se encarga personalmente de adaptar la ropa, las caras y los gestos a los de sus alter egos. En estas salas algunos faroleros son capaces de mostrar, de forma algo estúpida, los gestos y formas que plasman en una mesa real.
• Por otra parte tenemos las webs cuya interfaz es una simple mesa dejuelo con las cartas y las fichas circulando por la misma. En estos casos el comportamiento del farolero se hace presente especialmente en las apuestas. Son apuestas rápidas preparadas antes de recibir el turno en la mesa, por un montante considerable especialmente en el flop, con la única intención de amedrentar a los rivales. Este comportamiento es común a ambos modos de juego.

Y es que pese a todo, el único argumento de juego que posee el farolero es ese: el factor sorpresa que produce una apuesta fuerte en un momento imprevisto de la partida. Nada que unas buenas cartas no puedan arreglar. Pero que implican también el riesgo de llevarnos una desagradable sorpresa si coincide con la única mano en que logra cazar dos buenas manos.
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